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Vinos dulces, una tentación natural

La hora del postre, una tarde calurosa, una charla distendida, un aperitivo diferente… Todas buenas ocasiones para elegir un vino distinto, dulce, de esos que invitan a beberlos frescos y van siempre bien con todo. Para que puedas disfrutarlos mejor, te dejamos algunas curiosidades sobre estos dulces compañeros.

Cosecha tardía

Los vinos de cosecha tardía provienen de uvas que, como lo indica su nombre, se han cosechado después de tiempo, es decir, sobremaduras. Por eso, al ser cosechados los racimos lucen arrugados pues están deshidratados y sus azúcares están concentrados, de ahí evidente dulzura de su sabor. Es interesante comprobar que esa dulzura siempre está equilibrada con la acidez por lo que son vinos muy agradables en boca, características que se complementa con la textura untuosa que ofrecen. Entre sus descriptores se destacan las frutas sobremaduras y las reminiscencias a miel de abejas.

Dulce natural

Los  vinos dulces naturales, por su parte, son aquellos en los que el alcohol y el azúcar residual que contienen vienen directamente de la uva. En la elaboración, se frena el proceso de fermentación para conservar algunos gramos del azúcar propio y natural del racimo. No tienen agregado de azúcar extra, por eso se los llama “naturales”. Son vinos con marcadas notas frutales y un dulzor bien pronunciado que también se equilibra con buena acidez. La recomendación es beberlos frescos para disfrutar en plenitud de sus cualidades.

Fortificado

Un vino fortificado es el que se obtiene interrumpiendo la fermentación y agregándole alcohol vínico.  Este método se conoce también  como “encabezado”. Dependiendo del momento en que el enólogo elija encabezar el vino será más o menos dulce. Si se encabeza al poco tiempo de haber iniciado la fermentación, quedará un vino muy dulce. Por el contrario, si se hace más cerca del final, el vino quedará menos dulce. En ambos casos resulta un vino de alto grado alcohólico.

¿El Mistela es un vino?

Aunque se los incluye en la categoría de vinos,  en realidad los mistelas no son vinos, son un producto resultante de la adición de alcohol vínico autorizado a los mostos, en una proporción tal que se impida su fermentación alcohólica.Nuestras abuelas tenían siempre guardado un mistela para el postre, incluso para sumarlo en las preparaciones caseras, y de ahí es que quedó asociado como compañero de dulces momentos.

Vinos gasificados  

Son vinos  a los que se les agrega artificialmente  anhídrido carbónico para que se produzcan burbujas. Las burbujas artificiales son más gruesas y menos integradas que las producidas naturalmente por una segunda fermentación (como en los vinos espumantes). Los vinos gasificados pueden ser blancos, tintos, rosados, secos o dulces y vale tener en cuenta que ese toque de gas le suma frescura y vivacidad.